Española Raimundo mod118
La guitarra tiene casi todas las partes fracturadas y parecen encajar bastante bien.
Analizando la rotura al detalle, se aprecia que la guitarra ya ha sido reparada con anterioridad por la misma causa, aparentemente. Se ha repintado y barnizado de un color más oscuro la pala para disimular la unión del arreglo. Procedemos con cautela.
Se limpian las partes implicadas de restos y astillas sueltas, y se consigue una unión más que aceptable. La cola caliente le dará mayor sujección y agarre a la unión.
Dado el valor de la guitarra y el presupuesto de la dueña, se intenta dejarla funcional por el menor coste posible. Se rellenan con masilla de madera los huecos de las uniones, se lija adecuadamente, y se trabaja en igualar y disimular la pintura antes de volver a lacar con gomalaca.
Aquí puede verse la pintura y barnizado de la reparación anterior, un poco bastos. El presupuesto manda, pero intentaré dejarlo lo más curioso posible.
Poco a poco se va disimulando el desperfecto.
Una vez satisfecho con la lija y la pintura, empiezo con la gomalaca. Es un proceso lento pero cada vez se consigue una apariencia más resultona.
Lo más importante es que la parte trasera del mástil quede cómoda de tocar y no se noten las imperfecciones al desplazar o apoyar la mano.
Una vez conseguido el resultado deseado, me centro en el resto de la guitarra. Se limpia a fondo el diapasón y los trastes, se rehidrata con aceite, y se le hacen un puente y cejuela de hueso nuevos para mejorar el tacto.
También se reinstalan las clavijas, limpias y engrasadas.
Hay que trabajar el nuevo hueso para conseguir los pasos de cuerda adecuados y un acabado atractivo y pulido.
¡Listo!
Lo mismo con el puente.
El resultado final es más que aceptable, la guitarra vuelve a ser funcional y con suerte no volverá a tener problemas. El acabado no es perfecto, pero al tacto no se nota la reparación y no molesta en absoluto.
¡Alegría!
