Fender Squier P-Bass
Hoy pasa por el taller este bajito Fender Squier P-Bass. Cuerpo de aliso, mástil de arce y diapasón de palorosa, fabricado en Indonesia. El dueño enarbola con orgullo el no haberle cambiado las cuerdas en veinte años, una promesa a la antigua propietaria del bajo, así que anda necesitado de un poco de amol...


Por supuesto, el dueño quiere conservar las pegatinas, que le añaden sabor añejo al sonido.
El puente ha acumulado mucho óxido, llegando a levantar el cromado. Hay que desmontarlo para trabajarlo a fondo.
La entrada del jack tambien tiene óxido para dar y regalar, así como los tornillos del golpeador. a ver qué aparece dentro en el circuito...
Las partillas estan igualmente llenas de óxido y suciedad.
Afortunadamente, la corrosión interna no es muy extendida. De todas maneras hay que limpiar los potenciómetros para que desaparezcan los ruiditos.
Después de limpiar a conciencia el puente y eliminar el óxido, se pule para recuperar el brillo del cromado.

Metales limpios y reinstalados, vamos dando pasitos hacia la buena dirección. Se va apreciando la diferencia.

Se limpia y trata adecuandamente el metal y el plástico de las pastillas, que ahora resaltan positivamente.
El diapasón ha necesitado trabajo duro, pero ha merecido la pena. Ahora la madera muestra su cara bonita. Los trastes se pulen para que vuelvan a brillar como nuevos.
El mástil es lo que finalmente dará mayor trabajo. El ajuste del alma llega a un punto limite en el que no da más de sí. Una reparación en condiciones excede el presupuesto del dueño y seguramente lo que un instrumento de esta categoría se merece. Intentaré ajustarlo lo mejor posible dentro de las posibilidades de la tensión que el alma puede proporcionar.
Finalmente, con los ajustes realizados el bajo es mucho más cómodo de tocar. Se ha conseguido bajar bastante la altura de las cuerdas, ajustado el quintado y la altura de las pastillas para obtener un sonido bonito y redondo.
Los ruidos han desaparecido y el aspecto del bajo habla por sí mismo.

Eso sí, las pegatas siguen dándole su energía y poder al alma musical del instrumento, un espíritu que recorre el tiempo directamente desde los noventa.
Hold On The Candle!!
Hold On The Candle!!