Gibson Flying V
Bonita Flying V que pasa hoy por el taller. Aparentemente, un modelo Faded con pala y mástil de una sola pieza de caoba, encolado al cuerpo de caoba en varias piezas, diapasón de palorosa, 24 trastes y hardware cromado. Completan el juego dos pastillas 496R y 500T, con dos controles de volumen, uno de tono y un selector de tres posiciones.
El sonido de las pastillas es hardrockero, y la ganancia que se obtiene sin pedales, directa al ampli, es brutal, ideal para solos macarras o riffs con power ochentero, en el mejor de los sentidos.
Según el número de serie, fue hecha en en 2007 en Nashville, Tennesse:
Your guitar was made at the
Nashville Plant, TN, USA
on October 23rd, 2007
Production Number: 159
Nashville Plant, TN, USA
on October 23rd, 2007
Production Number: 159
En general, los acabados y el hardware son de buena calidad, y la guitarra ofrece una sensación de robustez y empaque, a pesar de que su peso es mucho menor que el de una les paul o una telecaster.
El acabado de color, con un mínimo de lacado que deja a la vista el poro de la caoba, ofrece a mi gusto una sensación de intimidad o artesanía, algo que hace que te apetezca tenerla entre las manos.
Algunos problemas de ruidos en los potes, que tendrán que ser solucionados. Una distribución de tono común y un volumen por pastilla con el clásico selector de tres posiciones, en una zona cómoda y que no interfiere al tocar.
La clásica punta de flecha, y justo al lado la causa del problema principal: la cejuela de hueso se ha partido por el canal de la sexta cuerda, haciendo que ésta salte continuamente, siendo imposible tocar.
Es necesario hacer una cejuela nueva para asegurar que la acción es fiable y ajustada.
Por lo demás, la guitarra está en buen estado de conservación, a excepción de algunos roces y toques.
El acceso al interior es límpio y sencillo.
Puede verse el certificado de que la caoba es procedente de cultivos respetuosos con el medio ambiente, quiera esto decir lo que quiera decir.
Las dos pastillas humbucker de alta ganancia 496R y 500T son las responsables de esa onda hardrockera que le sale por los poros...
La electrónica está en buen estado de conservación, así que el repaso será mínimo: conexiones, rascados, lubricado, etc.
Mientras tanto, todas las piezas del puente y los tornillos del golpeador se bañan en aceite para posteriormente ser limpiados a fondo.
Es el momento ideal para atacar la limpieza de la madera del cuerpo y el mástil, diapasón incluido... ¡Hay faena!
El diapasón se limpiará a conciencia y se pulirán los trastes para que recobren el brillo original.
Para la cejuela, parto de un hueso pre trabajado, que ya tiene marcados los pasos de cuerda (izquierda). En la tienda no tenían ninguno virgen del mismo grosor, y aunque ésta es también algo más ancha, se acelera algo el trabajo de rebajar y ajustar el hueso. Igualmente habrá que rectificar la profundidad de cada cuerda y la altura final.
Se aprovecha la cejuela antigua para marcar la anchura aproximada.
Para conseguir que la cejuela permanezca a 90º trabajo con unas escuadras durante el lijado. Pegando la pieza a una de las escuadras con cinta de doble cara de consigue facilitar el agarre y el trabajo de rebajado.
Una vez conseguida la anchura deseada y una altura aproximada, se coloca en su lugar para trabajar la altura independiente de cada cuerda para que la acción en los primeros trastes sea cómoda sin llegar a trastear. El grosor del paso de cada cuerda tiene que ser adaptado al calibre del juego de cuerdas.
Una vez contento con el resultado, se rebaja todo el hueso que sobra en la parte superior, para que las cuerdas no estén embutidas sino que apoyen más o menos sobre la mitad de su radio en el hueso, según la cuerda.
Se presta especial atención al ángulo de salida hacia las clavijas, algo inclinado, y al de salida hacia el mástil, que debe ser más paralelo al diapasón para asegurar una buena base regular a la cuerda y evitar así zumbidos.
Limas y paciencia...
Al final del proceso, habrá que rematar el trabajo con un buen lijado de las aristas y esquinas que puedan molestar a la mano, y un lijado fino en varias fases que acaba con el pulido de la cejuela.
¡Ahora sí!
Una vez montada se ajusta a conciencia: altura de las cuerdas e inclinación del mástil para una acción cómoda, quintaje para una afinación regular en todo el mástil, altura de las pastillas equilibrada y no excesiva, ángulo de las cuerdas en el puente, etc.