Takamine f385
Sigo con otra reparación, esta vez esta bonita Takamine f385, una acústica de 12 cuerdas ya descatalogada con tapa de pícea, aros y fondo de caoba y diapasón de palorosa.
Su dueña la lleva utilizando un tiempo como guitarra de seis cuerdas, pero quiere volver a tenerla a punto con las doce y darle un repaso general para que recupere todo su explendor.


El principal problema, aparte del repaso y ajuste general, lo tiene en el puente. Debido a la tensión de las 12 cuerdas, la madera se ha abierto, y se puede apreciar una raja que recorre la segunda línea de agujeros de paso de cuerda de lado a lado. No se trata de una raja muy profunda, y por el momento no plantea un problema estructural importante, sobre todo al tratarse de la segunda línea de agujeros, pero tendrá que ser tratado adecuadamente para evitar futuros problemas y mejorar de paso la estética.

Habrá que mejorar todos estos aspectos.
Comenzando por lo fácil, se limpia a fondo la guitarra empezando por el fixo que sujeta una de las clavijas que no lleva cuerda para evitar que suene con las vibraciones...
Desmonto el clavijero por completo, porque me facilita la limpieza del mismo así como poder acceder a la parte que hay debajo, donde se ha ido acumulando suciedad y óxido con el tiempo.
Una vez desmontado la limpieza es más fácil, aunque no mucho más... Es necesario dejar la mugre a remojo para que se reblandezca todo lo posible, y eliminar el resto con varias lijas al gaua de grano cada vez más fino y mucho cuidado. Hay que evitar llevarse el barniz y dejar la madera el descubierto.
Al final, la superficie limpia se pulirá antes de reinstalar el clavijero.
También se desmontarán los ojales del clavijero para pulirlos y dejarlos brillantes.

Teniendo en cuenta las características del problema del puente, se opta por utilizar cianocritalo para la reparación. Eso permitirá un pegado resistente a la vez que con un lijado superficial se disimularán las imperfecciones. El polvo del lijado se introduce en las grietas y desconchados, se une al pegamento, y con mucha paciencia se va reconstruyendo una superficie lisa sobre la que posteriormente se realizarán las guias para las cuerdas. Además, se hidrata la madera que posteriormente se protegerá con un acabado de gomalaca.
Tras un primer trabajo de lijado, después de pegar convenientemente la grieta, se aprecia una notable mejoría en el aspecto y funcionalidad del puente, aunque aún queda trabajo por hacer.
La grieta se ha disimulado casi por completo, y las guias de las cuerdas pueden volver a definirse con una lima de forma adecuada.

Así se puede acceder a todos los rincones donde la suciedad y el óxido se ha acumulado.
Una vez limpios, pulidos y engrasados, los clavijeros lucen como nuevos.

Se aprovecha la antigua para tener una referencia de la altura y la distancia de las cuerdas.
Una vez colocadas las cuerdas, para comprobar la correcta altura del puente y la salida de cada una de ellas por su guía, se mantiene la tensión unos días para comprobar si la madera cede. Será necesario finalmente una lijada cada vez más fina para el acabado final que acabe de eliminar las marcas por completo antes de la mano de goma laca que protegerá la madera.
Los pines rotos o defectuosos también han sido reemplazados.
Cuando se monta todo de nuevo, se ajusta la altura de las cuerdas, la inclinación del mástil, la altura de la pastilla, etc.

Una vez acabada se ve realmente bonita, y lo más importante, suena y se toca de lujo. Esperemos que por muchos años.